Leopoldo Lugones (1874 - 1938)
Leopoldo Lugones es uno de los más grandes poetas que ha escrito en lengua española. Rubén Darío lo llamaba "el formidable Lugones". su dominio del idioma, la variedad de los temas y los matices del sentimiento hacen de él un maestro del verso. Desde "Las montañas de oro" (1897), su primer libro, hasta el "Romancero" y los "Poemas solariegos" (1928), hay muchos poemas que pueden escogerse para los niños. Nosotros hemos seleccionado los más fáciles, los más sencillos, correspondientes a "El libro de los paisajes".

Otros poetas, después, siguiendo la tradición miniaturista del poeta retratista de pájaros, han dibujado poéticos retratos de aves.
Nació Lugones en Villa de Santa María del Río Seco. Estudió en Córdoba y a los veinte años se instaló en Buenos Aires, deslumbrando con sus versos y con sus ideas atrevidas. Fue hombre íntegro, difícil, ajeno a honores oficiales.
El hornero
La casita del hornero
tiene alcoba y tiene sala.
En la alcoba la hembra instala
Justamente el nido entero.
tiene alcoba y tiene sala.
En la alcoba la hembra instala
Justamente el nido entero.
En la sala muy orondo,
El padre guarda la puerta.
Con su camisa entreabierta
Sobre su buche redondo.
El padre guarda la puerta.
Con su camisa entreabierta
Sobre su buche redondo.
Lleva siempre un poco viejo
Su traje aseado y sencillo,
Que, con tanto hacer ladrillo,
Se le habrá puesto bermejo.
Su traje aseado y sencillo,
Que, con tanto hacer ladrillo,
Se le habrá puesto bermejo.
Elige como un artista
El gajo de un sauce añoso,
O en el poste rumoroso
Se vuelve telegrafista.
El gajo de un sauce añoso,
O en el poste rumoroso
Se vuelve telegrafista.
Allá, si el barro está
blando,
Canta su gozo sincero.
Yo quisiera ser hornero
Y hacer mi choza cantando.
Canta su gozo sincero.
Yo quisiera ser hornero
Y hacer mi choza cantando.
Así le sale bien todo,
Y así en su honrado desvelo,
Trabaja mirando al cielo
En el agua de su lodo.
Y así en su honrado desvelo,
Trabaja mirando al cielo
En el agua de su lodo.
Por fuera, la construcción,
Como una cabeza crece,
Mientras, por dentro parece
Un tosco y buen corazón.
Como una cabeza crece,
Mientras, por dentro parece
Un tosco y buen corazón.
Pues como su casa es centro
De todo amor y destreza,
Lo saca de su cabeza
Y el corazón pone adentro.
De todo amor y destreza,
Lo saca de su cabeza
Y el corazón pone adentro.
La trabaja en paja y barro,
Lindamente la trabaja,
Que en el barro y en la paja
Es arquitecto bizarro.
Lindamente la trabaja,
Que en el barro y en la paja
Es arquitecto bizarro.
La casita del hornero
Tiene sala y tiene alcoba.
Y aunque en ella no hay escoba,
Limpia está con todo esmero.
Tiene sala y tiene alcoba.
Y aunque en ella no hay escoba,
Limpia está con todo esmero.
Concluyó el hornero su horno,
Y con el último toque,
Le deja áspero el revoque
Contra el frío y el bochorno.
Y con el último toque,
Le deja áspero el revoque
Contra el frío y el bochorno.
Ya explora al vuelo el
circuito,
Ya, sobre la tierra lisa,
Con tal fuerza y garbo pisa,
Que parece un martillito.
Ya, sobre la tierra lisa,
Con tal fuerza y garbo pisa,
Que parece un martillito.
La choza se orea, en tanto,
Esperando a su señora,
Que elegante y avizora,
Llena su humildad de encanto.
Esperando a su señora,
Que elegante y avizora,
Llena su humildad de encanto.
Y cuando acaba, jovial,
De arreglarla a su deseo,
Le pone con un gorjeo
Su vajilla de cristal.
De arreglarla a su deseo,
Le pone con un gorjeo
Su vajilla de cristal.
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