Esta sección
se propone compartir la lectura de reseñas literarias, entrevistas y/o reflexiones en torno a los distintos
lenguajes, discursos, que se entraman en el campo de la literatura infantil y
juvenil, a través de las cuales distintos actores, vinculados al mismo,
comunican su experiencia de lectura compartiendo otras miradas posibles sobre
distintas obras literarias escogidas.-
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El 14 de Mayo de 2014, en el marco de un encuentro para especialistas en LIJ se presentó, en la librería "el Ateneo Grand Splendid", editado por Alfaguara, "El libro que canta", con ilustraciones de Cristina López, vuelto a contar por Yolanda Reyes.-
Allí estuve, escuchando y entrevistando a la escritora.- Comparto la entrevista:
- Yolanda Reyes, en Argentina, para el
blog de difusión de literatura infantil y juvenil “la infinita desmesura”…
- Es un buen nombre ese...
(Como si acaso no fuera ya bastante la dulzura la tonalidad de su voz, de
su cálida recepción, de sus palabras, Yolanda recoge chocolates que hay en la
confitería donde estamos y me los da, mientras avanzo, entre risas por este
gesto, con palabras...)
- Gracias Yolanda, bienvenida una vez más a
nuestro país, con esta presentación del libro que canta, vuelto a contar otra vez.
¿Cómo te recibió Argentina aquí y con
este acontecer poético que trajiste entre manos?
- ¡Ah! Argentina… mira… yo llevo a Argentina en el
corazón, mucho, mucho... Mejor dicho, este libro que canta, antes de tener la
versión oficial, circuló de mano en mano y de voz en voz por Argentina, y me
gusta mucho cuando los libros se hacen un lugar en el corazón de la gente. Y
después, ya cuando son publicados, es como que surgen del deseo y del reclamo
de las personas para que llegue entonces, y
eso me parece muy bonito. Y creo que mi historia con Argentina tiene que ver
también con esta relación que se ha ido construyendo con gente que he conocido
y que sigo conociendo. Antes de escribir tuve muchos amigos argentinos, en el Colegio Argentino de Madrid, en mi historia en España, en mi
juventud, fue donde muchos argentinos se hicieron parte de mis amigos entrañables
de la vida, entonces pienso que esto ha sido como la continuación profesional
de una larga historia de un cariño entre mis amigos argentinos y yo.
- Yosef Hayim Yerushalmi, en sus
Reflexiones sobre el olvido, dice que “cuando decimos que un pueblo recuerda,
en realidad decimos primero que un pasado fue activamente transmitido a las
generaciones contemporáneas y que después ese pasado transmitido se recibió
como cargado de un sentido propio. ¿Quién o quiénes han colaborado, de modos significativo, en la
construcción de tu memoria, esa que hoy vuelves a contar a través de “El libro que canta”?
- Bueno, primero tengo que decirte que la pregunta, tan
bella que acabas de hacer, es como para tomar apuntes y llevarse esa idea tuya
de que la memoria se construye pero siempre con algo, con una huella simbólica
que queda puesta en esa memoria. Entonces, si yo pudiera decir, bueno… mi
abuela, sin duda. Las dos abuelas, que eran abuelas de palabra, en la casa
había como una devoción por las palabras, la palabra oral mucho, la oralidad…
mi abuela materna particularmente con la historia de la cucarachita Martínez,
que por ahí está… en alguna ponencia quedó puesta… pero yo todavía pienso en mi
abuela y pienso en las palabras… a veces de pronto me sorprende una palabra que
viene de su época, y de mi época de infancia y que tienen significado pero que
son palabras que ya no se usan…y pienso en ellas…
Entonces por un lado ella, por otro lado yo creo que
mis padres con esta relación con los
libros también son importantes para mí. No sé, no te puedo decir bien
pero creo que sí hay las resonancias de la infancia en esto del significado, y
yo no lo sabía bien, hasta que... cuando nacen los niños uno empieza a contar
cosas que no sabía que supiera, que no sabía que recordara, en ese sentido la
idea etimológica de “recordar como pasar por el corazón”, como pasamos por el
corazón, y lo que pasamos llega transformado y de pronto estamos ante la cuna
con alguien que llora mucho y empiezas a hablar y salen palabras que no sabías
que estuvieran escritas en uno,
pero
resulta que empezamos a evocar aquellos “libros sin páginas” que alguien escribió
en nosotros hace tiempo, y que están ahí, en nuestro cuerpo, en los pliegues de
los brazos…
- Tanto por el rescate de la tradición
oral que haces en este libro, como en publicaciones anteriores como “Los
agujeros negros” queda claro tu compromiso con la memoria. ¿Crees que la
transmisión del pasado sea una responsabilidad que debiera estar presente en
cada uno de nosotros y manifestarse en los distintos roles que cada uno asuma,
ya como padre, ya como educador, comunicador, narrador, músico, escritor, etc.?
¿Qué es lo que no debemos olvidar?
- Bueno no sé, mira, hay algo que me gusta mucho y me hace
sentir muy unida a este país y es justamente el peso simbólico que se le otorga,
la memoria lo tiene, pero el peso simbólico que se le reconoce al trabajo de la memoria...
Hasta que tú me dijiste “el libro que canta” y “los
agujeros negros”… yo no había hecho la asociación, pero cuando tú lo hiciste, me
puse a pensar en que quizás los escritores, yo siento que si escribo, no sé si
todos, pero particularmente yo, y quizás muchos, escribimos porque no queremos
que las cosas se nos olviden, desde la
lista del mercado se intenta capturar el instante, capturar la memoria… y de pronto cuando te pones a pensar, descubres
lo que me acabas de decir, con lo que acuerdo mucho… y estaba pensando en otro
libro, en “Los años terribles”, que es de tres adolescentes y entonces me
acuerdo que una vez mi mamá me dijo, yo tendría trece años, “ah, tu....¿por qué
lloras?“ y yo “ah, que tu no me entiendes, a ti nunca te pasó esto” y ella dijo “no,
sí a mí también me pasó” pero después a uno se le olvida el adolescente…
Recordar es también otra manera de volver a un lugar…y esto del mundo de la memoria, es como un
regreso a otro tiempo… es como decía hoy alguien que contó que trabajaba con
madres en cárceles, y que una persona que estaba allí, a partir de una
experiencia de lectura sentía, decía, “vuelve la abuela con la voz”, y eso
es: poner en palabras lo que alguien me contó, pero también en el caso de los
agujeros es, justamente, dar palabras a los agujeros negros… y yo creo que esa
es una de las funciones poéticas de la escritura, no digo que haya obligación
para la literatura de serlo, pero creo que si en el fondo escribimos es porque
necesitamos hacer eso…
- Elizabeth Jelin, en su artículo
“Memorias en conflicto”, dice “la memoria es una visión del pasado construida
por un conocimiento cultural compartido por generaciones sucesivas y por
diversos otras y otros”... ¿Quiénes “otras y/u otros” contribuyeron en el
proceso de construcción de “El libro que canta” en este claro compromiso con la
memoria y la necesidad recuperarla o construirla a partir de las palabras?
- Bueno ahí están los poetas que cantan en este libro
desde mi abuela hasta García Lorca, Jorge Rojas, Aurelio Arturo, Eliseo Diego,
y todos los que están en el libro… también durante todo el proceso de construcción de
este libro, los niños de espantapájaros siempre estuvieron ahí… los niños
juegan, cantan y lo envuelven a uno en poesías… Por supuesto está también lo
que decías tú, el recuerdo de lo anterior, y también hubo viajes antes de escribirlo, y
durante el proceso de construcción, a sitios rurales. Hay también, no está
explícito, pero estuvo presente para mí una conferencia de García Lorca, sobre
nanas infantiles, que fue muy importante para mí y recuerdo haberla descubierto
cuando escribí este libro.
- También
supongo ha ocupado un lugar muy importante la ilustradora acompañándote en este
trabajo, completando la poética de este libro…
Por supuesto, y además en este caso es muy importante también
porque ella fue una de las fundadoras de “Espantapájaros”, toda la parte gráfica,
la idea del nombre se lo debemos a ella, y durante mucho tiempo hizo una
revista que se llamaba “Espantapájaros”… y cuando escribí este libro, bueno, una ilustradora fue lo primero que se me
pasaba por la cabeza y Cristina estaba ligada al libro… hizo un trabajo precioso… fue muy bonito
trabajar con ella… y también era un poco como encontrarnos en ese sueño que había
sido “Espantapájaros”, que sigue siendo…
- Las imágenes primordiales, al decir de
Gastón Bachelard en su “Poética del espacio”, “las imágenes princeps, (…), son invitaciones
a imaginar de nuevo. Parece que habitando tales imágenes (…) se volviera a
empezar otra vida, una vida que sería nuestra, que nos pertenece en las
profundidades del ser” (poética del espacio), ¿Qué imágenes te habitaron cuando
empezaste a trabajar con El libro que canta?
- Hay cosas de mi abuela en lo que leí… en las canciones…
las letanías… las palabras que tienen una prolongación en tiempo, porque la
poesía de la infancia tiene una letanía, yo pensaba mucho en la letanía… pero además
cuando empecé a escribir este libro mis hijos ya no eran bebés, pero me acuerdo
de haber buscado también, pensando en la letanía, y me veía al lado de una
cuna, arrullando a mi hija con palabras. Recuerdo que ella lloraba y lloraba, y
gritaba y no se calmaba con nada y yo hablaba, y cuando se me acabaron las
historias empecé a contar un cuento de ovejas, y una oveja y otra oveja, y ella
gritaba y lloraba, y yo habla a de las ovejas, y una oveja, y dos ovejas, y
tres ovejas, y de pronto se hizo el silencio… y se durmió. Y cuando estaba
escribiendo este libro pensaba en eso, en la fuerza de la palabra… y eso
seguramente era lo que me conectaba con mi infancia, porque incluso yo, quería
que me contaran y cantaran porque no podía dormir fácilmente, y yo siento que parte de lo que yo he tratado
de hacer con la literatura es arrullarme cuando no me puedo dormir fácilmente,
es como recoger esa voz, reconocer esa voz idealizada y volver a ella, no sé es
rarísimo…
Estar en un lugar oscuro y sentir que alguien que me
acompaña y que me nombra… y que mientras está, estoy contenida, eso se siente
en la infancia, una siente que si se va esa voz te quedas sin nadie… pero si esa
voz está…...
Cuando perdemos las palabras al final de la vida,
perdemos la memoria, y ahí se completa el ciclo… me acuerdo que mi papá, que ya
falleció, cuando se estaba yendo decía “se me están borrando las palabras, la
forma de las palabras”… cuando se nos borran las palabras, ¿no? la oscuridad
vuelve… fíjate la fuerza, la importancia
de las palabras…
- Justamente por esa posibilidad de ser
habitado con palabras, o de sentir que uno se queda a oscuras cuando no hay voz…
pienso en cantidades de niños que por una u otras razones, expuestos a
situaciones de vulnerabilidad, han quedado fuera de la red de significantes, de
toda posibilidad de inscripción. Entiendo que no podemos cambiar sólo nosotros
lo que sucede con ellos, pero entiendo también que somos un eslabón dentro de
la sociedad toda que debe comprometerse con estas otras realidades ¿En qué nos
quepa colaborar a los que trabajamos con la palabra con estos chicos/jóvenes
para los que nadie cuenta, y que viven además con la sensación de no contar
para nadie?
- Sí, estos chicos que quedan fuera del propio texto… lo que
hablábamos hoy, pero… mira… justamente la literatura lo que hace es envolverte
con palabras, ¿no? dejar la huella de la voz, porque finalmente la literatura
es eso “las huellas sensibles de una voz que ya no está”, de una voz por esa
necesidad, y pienso que cada uno de nosotros tenemos una historia simbólica,
incluso la que no es explícita, y hay que desentrañar esas voces, esos tejidos
que están amarrados a la existencia, y bueno… por eso muchas veces vamos a que alguien
nos ayuden a leer quiénes somos, ¿no? Si te fijas en psicoanálisis, es un intento
por encontrar entre toda esa maraña de significado,
cuáles son los tuyos, ¿verdad?, pero también la buena noticia es que se puede
empezar a reconstruir, a resignificar, y creo que la literatura es ese otro
texto en el que nos miramos para resignificar nuestra historia simbólica. Creo que
eso es bonito, es como mirar en los ojos de la madre las emociones, mirar los
ojos de los otros. La literatura es de
alguna manera mirarnos en lo que nos han dejado los otros, en sus ojos…
- Gracias, por dejarnos mirar hoy en tus
ojos, por este encuentro, por tus palabras, por tu generosidad.
- Muchas gracias a ti por tus preguntas, tan bellas, y que te hacen pensar tanto… y nada, cuando vayas a Colombia, en “Espantapájaros” por supuesto, te esperamos… Y me mandas la entrevista, ¿no?
- Sí claro… te mando la entrevista, contenta
de haber estado contigo
Gracias Yolanda Reyes, por la generosa entrega de tus palabras, tu cálida recepción, por el espacio y tiempo compartido en el grato intercambio, por los chocolates, y por tu disponibilidad ajena a Cronos, para sumergirte y sumergirnos placenteramente en Kairós, ese tiempo indeterminado en que algo importante sucede. Me quedo para siempre con la huella de este encuentro.-
Aquí comparto un poema de Jorge Rojas, leído por Yolanda Reyes:
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Acerca de Yolanda Reyes:
Es Lic. en Cs. de la Educación con especializalización en Literatura de la Universidad Javeriana de Bogotá.- Realizó estudios de postgrado en Lengua y Literatura Española en el Instituto de Cooperación Iberamericana de Madrid.
Fundadora y directora de Espantapájaros Taller, un proyecto cultural de formación de lectores.
Entre sus obras para niños y jóvenes figuran El terror
de sexto B, Una Cama para tres, Los agujeros negros, El libro que canta,
(Alfaguara) y María de los dinosaurios y Los años terribles,
(Norma). Es columnista del diario El Tiempo y colabora con artículos para
revistas como Cambio y Piedepágina, entre otras. Ha desarrollado un trabajo
permanente de investigación en pedagogía de la lectura desde la primera
infancia y ha publicado numerosos artículos sobre el tema.
Para conocer más acerca de Yolanda Reyes, los invito a visitar su sitio web, en donde hallarán información acerca de la autora, artículos sobre LIJ, y las distintas actividades que se realizan en su escuela/taller "Espantapájaros".Aquí los dos enlaces vinculados a su actividad:
Ivanna, me encantó tu blog y la entrevista. te conocí como narradora en el 10º Festival "Te doy mi palabra" en San Isidro en la Asociación de Jubilados de Standard Electric. Yo soy la docente y coordinadora de alumnos narradores de la Escuela Nº 10 de Martínez "La 10 t e cuenta". soy amiga de Carlos Maps y Lili Bassi. Un abrazo y te dejo la dirección de mi blog
ResponderBorrarwww.la10tecuenta.blogspot.com
Hola Graciela!!!! te recuerdo perfectamente, como también a los narradores que hacen honor a su docente... te agradezco tus comentarios, me alegra te hayan gustado el blog y la entrevista... el espacio está abierto para vos y tus alumnos... si quieren compartir algun material, fijate en la sección "Pequeñas desmesuras", puede interesarles.- Pasaré de visita por tu blog... te mando un abrazo y estamos en contacto!
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